Caso de éxito Amedia Social: “Conseguí discográfica comprando views”

¿Para qué necesita un artista emergente una discográfica? Con la hegemonía de las redes sociales y las plataformas de streaming, las discográficas son solo otro trampolín promocional entre tantos, pero siguen siendo necesarias para llegar al gran público, al mainstream.

En el caso de uno de los clientes de Amedia Social, un artista emergente de música urbana, hizo todo lo posible por mover su música en Internet. Según relata a nuestro equipo, empezó por crear perfiles en Spotify, Soundcloud, Youtube, Instagram, Facebook y otras tantas redes sociales.

Tras sacar sus primeros temas, los promocionó en redes, los hizo llegar a todos sus amigos y familiares y siguió trabajando día a día para darles la máxima visibilidad. “Cualquier artista que quiera competir en el mercado sabe que hace falta algo más”, asegura.

Comprar visualizaciones en Youtube, ¡una práctica habitual!

Monetizar el arte es muy difícil, al menos para la mayoría de artistas, y vivir de ello es casi una utopía. Las redes sociales están saturadas de artistas, los recruiters de las discográficas demasiado ocupados y la música urbana abarrotada de artistas hambrientos de éxito. 

Fue entonces cuando el cliente se planteó emplear otros métodos, como comprar visualizaciones en YouTube.

Cualquiera puede comprar reproducciones en Spotify o visitas de Youtube. Es la payola moderna. Quien pague más por sonar en la radio, sonará más, y quien más visualizaciones tenga en Youtube, será tendencia. “Es así como funcionan muchas industrias en la actualidad, hermano”, nos cuenta.

(Para quien no sepa qué es una payola: se define como un soborno que ofrece una empresa discográfica a una emisora de radio para que sus canciones se emitan)

Cómo compró las visitas

Haciendo una búsqueda rápida en Google con los términos “comprar visitas en Youtube”, nuestro artista dio con Amedia Social.

Una vez seleccionadas las visitas que quería añadir a su vídeo, seleccionó la procedencia de las visitas con el sistema de geolocalización y, entre 24 y 48 horas después, obtuvo los resultados. 

¿Le sirvieron de algo esas visitas? La respuesta no tardó en llegar, pero antes hay que ponernos en contexto.

Las discográficas en 2022. ¿Para qué están?

Las grandes discográficas no están, precisamente, en vías de extinción. Entre Universal Music, Sony Music y Warner Music se llevaron el 67,5% de todos los ingresos generados por la industria musical en 2019. Ahí es nada. Las discográficas pequeñas o indie buscan artistas de nicho que sean rentables, lo que les complica bastante las cosas.

Afortunadamente, estos nuevos artistas emergentes pueden ganar notoriedad a través de la tríada formada por Instagram, Spotify y Youtube. Partiendo de esa base, hay una verdad casi absoluta: cuantos más seguidores tengas, más se fijarán en ti las discográficas.

Ahora que el formato físico está en decadencia, volvemos a la pregunta inicial: ¿Para qué necesita un artista emergente una discográfica? La respuesta es que las discográficas siguen siendo clave en su relación con las plataformas y cuentan con canales de promoción mucho más potentes que el de cualquier artista con poca trayectoria. También tienen mucho más control sobre aspectos legales como los derechos de autor y la propiedad intelectual.

Sin embargo, para llegar a ellas es necesario una de las siguientes cosas: enchufe, mucha suerte o unas redes sociales muy potentes. Ahí entra, de nuevo, la compra de visitas en Youtube.

Los resultados, la bola de nieve y el contrato

Según pudo aclarar a Amedia Social, tras la compra y el aumento de las visualizaciones, notó que algo había cambiado, que no solo tenía un número bonito en el contador. Una cosa estaba clara: ahora tenía material convincente para mover. 

Pronto retomó el envío de mails a promotores y discográficas, incluso a aquellas que le habían rechazado por una cuestión de números. Como era de esperar, el feedback que recibió fue mucho más positivo. “No es lo mismo convencerlas con un vídeo de 500 ‘repros’ que con uno de casi 100.000”, nos cuenta.

El otro paso lógico era mover el tema en medios especializados y contactar con algunas marcas para futuras colaboraciones. En paralelo, su proyección se fue acelerando mientras seleccionaba las mejores propuestas contractuales. Hizo sus primeras entrevistas, colaboró con algunas marcas de ropa en Instagram e identifiqué a sus primeros fans incondicionales.

Cuando volvió a mover el vídeo en redes sociales, el impacto fue más positivo que la primera vez. 

Los pasos eran innegables. “Mi nombre estaba en boca de gente que conoce el underground y salía en blogs especializados”, asegura al equipo de Amedia Social.

En cuanto a su canal de Youtube, la bola de nieve empezó a rodar. Los views atraían más suscriptores, esos suscriptores dejaban comentarios y likes que, a su vez, hicieron que Youtube le viera con mejores ojos. No solo se trataba de un número más grande, sino que los resultados estaban ahí.

Siguió con la criba de sellos discográficos, quedándose con los que parecían más honestos y con una propuesta más realista. Se trataba, obviamente, de discográficas independientes especializadas en géneros musicales urbanos. Pese a que no había llegado a oídos de las multinacionales, pudo gestionar algunos proyectos que antes resultaban impensables.

“La verdad es que casi no noté el cambio, ¿sabes? Pero después de haber puesto ‘pasta’ en el vídeo, estaba intercambiando mails con sellos y tal. Tenía claro que quería fichar por un sello indie. Igual hacen negocio, sí, pero yo recibo algo a cambio, algo real, algo que de verdad me da la promo”, declara.

Tras consultarlo por última vez con un asesor legal, estampó su rúbrica en el papel. Así concluye la historia de cómo uno de nuestros clientes firmó un contrato discográfico a partir de la compra de views en Youtube.

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